No se detiene el tiempo.
La vida se va construyendo
con un poco de barro,
un tanto de sabiduría,
unas cuantas arrugas.
La rueda de la vida gira
parsimoniosa sobre verdes valles,
recia sobre pendientes escarpadas;
al paso que aligera, desmorona,
arrulla al presuroso corazón
y anima el frío desaliento.
Enseguida su tozudez te engancha
con firmeza a sus radios luminosos,
con su secreto avanzas
asomado al arco iris,
si le pesas te pedirá alivio
con su voz quejumbrosa,
si le eres leve amará tu atención
hacia su eje encantado.
El camino se nos descubre
de deseo y de lágrimas,
de locuras y de nostalgias,
de astros inaccesibles
que nos observan en silencio.
