Hacia las ocho llegó el invierno,
la cama absorbe mi cuerpo caliente,
¿desde cuándo las horas
no detienen su marcha
y no caen al suelo
las ramas plateadas?,
la luz aquí es tan brillante
y la ropa húmeda la extiendo,
ensancha un pájaro su pecho azul
en las piedras ahora gris oscuro,
la enorme excavadora
reflexiona los muros
nadie se queja, han huido
varias veces al día,
el demonio del hambre aprieta,
di que viajarás a mi sueño,
el viento frío cortaba la cara,
cerca empezaba de nuevo un minuto.
