Vidas paralelas

Donde los duendes de la envidia acechan debajo de sillas y mesas atentos a las conversaciones trágicas sobre el auténtico destino.
Donde el auténtico destino es la farsa más escalofriante urdida por la vanidad humana y la insatisfacción viciosa.
Donde la insatisfacción viciosa es víctima y verdugo del deseo siempre atento a nuevas oportunidades, a recreos no específicos de la pasión.
Donde los recreos no específicos de la pasión nos convierten en mercaderes de sueños baratos que acabamos pagando caro al despreciar los consejos del espíritu.
Allí arden las velas a los santos e invoca el incienso la clarividencia.

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