Me despierto en la cama
a mi lado tendida sin aliento,
atiborrado de sueños el cuerpo,
lejos de la luna, muy lejos,
el techo de rostros poblado
sin tocarlos y afuera llueve,
ahora llueve siempre blanco,
es agua, mucha agua, todo agua,
las nubes por sombrero
se cuelan en nuestra mente aturdida
traspasando humedad a la mirada.