Pasa una página de nuestra vida,
es el viento, todo lo mueve,
las horas de recogimiento,
también la desconfianza.
Adormecidos somos esos cráneos
sangre de nuestra sangre,
vacíos de verdad, ensimismados
y desheredados al máximo,
sin padre, sin madre, sin hijos,
en humana tertulia
con los espíritus flotantes.
Por crujidos de suciedad
somos a nuestra suerte abandonados
o lágrimas redondas
y nada nos importa,
el viento todo lo mueve a su paso,
el suspiro sucede,
mira que dulce la bondad exhala
y nada, no perdemos nada.