Son demasiados días grises
para las pasiones insomnes,
aislamiento, agua sucia.
Pletóricos de hierba verde
desprenden el amarillo los campos,
los troncos de los árboles dilatan de negrura,
la lluvia, cómoda en la superficie
se redondea como un vientre
y nosotros lanzando espumarajos
desde el centro del universo,
poderosos de prepotencia,
homínidos astutos más que humanos,
personajes ambiguos de miseria
ante la tierra abriéndose camino,
pobres al desenterrar la sospecha
de que después de todo, el suelo no es de nadie.
Y caminar despacio, despertar a los líquenes,
desenraizar el musgo anidado en la sombra.
1. Días grises
